Acayucan.- Esta mañana falleció en Acayucan Hortensia Santiago Jiménez, “Doña Tencha”, la fundadora de Antojitos Juquilita, deja un importante legado de tenacidad y trabajo, de consistencia y éxito entre sus familiares. Caracterizada por ser una mujer de lucha, siempre priorizó a su familia por sobre otras cosas; la originaria del poblado Santa María Xadany en el Estado de Oaxaca, adoptó a Acayucan como su tierra; su casa. Muy apreciada entre la comunidad istmeña, seguramente será despedida con mucho dolor pero a su vez con mucho reconocimiento, ya que siempre fue una mujer solidaria. Desde este espacio, nuestro más sentido pésame a la maestra Silvia Herrera Santiago, y demás familiares.
A continuación, les dejamos unas líneas que fueron escritas el 12 de diciembre de 2019, una entrevista a “Doña Tencha” ahí, en el lugar que forjó junto a su esposo, a sus hijos; Antojitos Juquilita.
Desde el año de 1992 se asentó en un bajarete cubierto por un techado de láminas y ubicado en la calle Miguel Hidalgo el cual, con el paso del tiempo se convirtió en un punto obligatorio por sus ricos antojitos, chiles rellenos, tamalitos, los tacos de papa con puerco, las tortitas de elote y que decir el exquisito atole, así es, estamos hablando del sazón de doña Tencha pero como todo, siempre tiene una historia.
Originaria del poblado Santa María Xadany en el Estado de Oaxaca, doña Hortensia Santiago Jiménez conocida como “Doña Tencha” vino a radicar a esta tierra desde muy joven, buscando abrirse paso en la vida y ante la necesidad de mantener un empleo pues lo primordial en ese momento, era ayudar a su familia, de la que se tuvo que separar cuando era una adolescente, y así comenzó la historia de trabajo de este tan peculiar personaje.
“Yo llegué a Acayucan cuando tenía 15 años de edad, era una chamaca, me vine a trabajar con unas paisanas que puso un establecimiento de comida, ella vendía por la entrada del mercado, le iba muy bien y yo estaba bien pero, en un momento pues sentí la necesidad de trabajar lo mío, ganar un poco más ya que habían pasado muchos años y yo ya sabía trabajar, fue que le dije que trabajaría lo mío, al principio se molestó, pero después me entendió y fue así que llegué a la calle Hidalgo, dos señoras me ayudaban y comenzamos a vender”.
Doña Tencha dejó claro, que para que la gente la siga, debe recibir buena atención. A su llegada a Acayucan, ganaba 50 pesos mensuales, dice que para hacer dinero preferible que se haga en lo suyo. Tras acreditar su negocio recibía el apoyo de sus hijas, Bertha, Silvia y Angela además de Hilario y Rafael, trabajaron en el establecimiento siendo un gran respaldo para doña Tencha que poco a poco veía librado el producto de su esfuerzo.
Doña Tencha y Don Juve, forman parte de la historia y el sabor de Acayucan, un lugar para disfrutar en el desayuno, y donde seguramente, se seguirán escribiendo infinidad de viviendas dentro de este pintoresco municipio.